Introducción de mi libro: "Modelos de gestión para las organizaciones públicas" de próxima publicación.
Introducción
Todas las sociedades luchan por construir un Estado capaz de producir un desarrollo en los ámbitos económico, social y político. También el tema de la preservación del medio ambiente se ha inscrito en la agenda de muchos gobiernos del mundo como un asunto prioritario. En este propósito, disciplinas como la economía, la política, la administración, el derecho y otras, han establecido entre sus objetos de estudio importantes contenidos temáticos orientados al conocimiento de la naturaleza de las organizaciones públicas y especialmente de soluciones a su problemática. En esencia, se trata de perspectivas y uso de herramientas diversas en la búsqueda de un mismo objetivo: el bienestar de la sociedad, un asunto central de la gestión pública contemporánea.
Este objetivo es hoy más importante que nunca en Latinoamérica, región en la que las disfunciones del aparato estatal han afectado de manera evidente la calidad de vida de sus habitantes. Factores como el patrimonialismo, el formalismo burocrático que privilegia el procedimiento sobre el servicio, el proceso inconcluso de modernización, la debilidad institucional, la excesiva centralización, la aplicación de soluciones estandarizadas a diversas problemáticas, entre otros, señalados como legados negativos de la administración pública latinoamericana (CLAD, 2010, p.4), impactan negativamente los diferentes modelos de gobierno y plantean la necesidad inaplazable de encontrar, desarrollar y aplicar nuevos enfoques de gestión y políticas apropiadas, más que leyes y normas, que si bien son útiles y necesarias, son insuficientes.
Por estas razones, el estudio de los fundamentos, principios y modelos de la gestión pública es esencial para mostrarle el camino a políticos, gobernantes, servidores públicos, académicos y ciudadanos comprometidos con la suerte de su patria. Un buen gobierno y una buena gestión pública deben permitir la creación de un Estado fuerte y justo, con capacidad para responder a las demandas sociales de más y mejores bienes y servicios públicos; así mismo, debe asegurar que se cumplan y protejan los derechos de todos sus habitantes, entre ellos el mejoramiento continuo de su calidad de vida y el bienestar general; igualmente, construir una ciudadanía activa y participante. Dichos logros deben sustentarse, sin duda, en la correcta y eficiente gestión de los recursos, bienes y capital humano puestos a disposición de sus dirigentes.
El buen gobierno, caracterizado por la prestación de excelentes servicios, requiere como condición indispensable una función pública ordenada, competente y comprometida con los fines superiores del Estado; es necesario, además, convocar a todos los actores de la sociedad civil para proponer nuevas formas de gobernar. Hoy los empresarios, los medios de comunicación, las organizaciones no gubernamentales, la academia y la ciudadanía organizada, entre otros actores, reclaman espacios en las decisiones de la administración pública y, en muchos casos, en la ejecución de tareas importantes de la esfera estatal.
En esta
perspectiva, los desarrollos teóricos de las ciencias del
gobierno, las prácticas gerenciales exitosas de
los negocios privados, así como, las
transformaciones originadas en el desarrollo y difusión de las tecnologías de
la información y de la comunicación plantean nuevas posibilidades,
oportunidades y desafíos a los administradores públicos.
Los grandes problemas de la administración pública,
en su mayoría perversos, exigen nuevas competencias de los gerentes públicos,
responsables, no solo del uso de los recursos públicos,
sino de los resultados de sus actuaciones en la búsqueda
de soluciones a la problemática pública.
En este escenario, la modernización del Estado debe concebirse hoy más como un
proceso integral de gestión de éste para la creación de valor público que como
un programa reduccionista de sus fines y funciones, teniendo como punto axial a
la ciudadanía. Siendo así, más allá de los sesgos ideológicos que se le puedan
atribuir, las contribuciones teóricas de corte posburocrático
o modelos de gestión agrupados en la denominada Nueva Gestión
Pública (NGP), muestran nuevas formas de concebir el
ejercicio gerencial en la administración pública
y, de paso, un arsenal de herramientas que podrían
aplicarse en la solución de problemas específicos de gestión, previa
contextualización y pertinencia situacional.
Ahora bien, conviene aclarar que en este libro no mostraremos recetas para la solución de problemas específicos de gestión en el sector público. En cambio, presentamos una síntesis de los conceptos básicos de los nuevos modelos de gestión pública y su aplicación en la gestión de las entidades estatales, lo que puede ser ciertamente útil para lograr mejores resultados. Sin embargo, valga recalcar que el éxito en la dirección de una entidad, una política o un programa estatal, no dependerá solo de los conocimientos e intenciones de los responsables, sino también de una gran dosis de juicio y creatividad de los gerentes públicos y, muchas veces también, de la voluntad política del gobierno y los estamentos políticos.
Por todas estas razones, el conocimiento de lo público y el ejercicio de la gerencia pública son medios indispensables para la generación de valor público y, así contribuir en la búsqueda incesante del progreso general y la construcción de un futuro maravilloso para nosotros y las próximas generaciones, motivos, más que suficientes, para invitarlos a abordar el estudio de Modelos de Gestión para las Organizaciones Públicas. Principios esenciales.
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