miércoles, 25 de diciembre de 2013

Semblanza del ilustrísimo Simón Bossa Pereira


Semblanza del ilustrísimo Simón Bossa Pereira

En todas las facetas de su vida fue un verdadero maestro de maestros: en la masonería, en la actividad política y en el ejercicio profesional; pero más que esto, sobresalió en él su desmedido amor por su familia y su conducta ejemplar como simple ciudadano, preocupado por la suerte de su patria.
 
Oscar Felipe Pardo Ramos
 
 
 

 
«El abuelo Simón no concebía la ordinariez ni la vulgaridad,
 todo lo contrario,  creía en la existencia de un engranaje  social
 en donde todo debería estar regido por  el Gran Arquitecto
del Universo, que representaba la equidad y la justicia».
 
                                           Álvaro Angulo Bossa, su nieto
 


Cuando el Ilustre y Poderoso Hermano Simón Bossa Pereira alistaba maletas para su viaje al oriente eterno recibió la visita de Monseñor José Ignacio López Umaña, Arzobispo de Cartagena, cuya presencia había sido solicitada por sus hijas Alicia y Ana Raquel, muy católicas por cierto, con la intención de que le suministrara los santos óleos. Valga resaltar que Monseñor López, había sido un  contradictor habitual de nuestro V.·.H.·. (Venerable Hermano) en atención a sus distintas perspectivas y acciones que son de esperarse entre personas ilustradas separadas por hondas zanjas  ideológicas. Al hallarse frente a su lecho, Monseñor en tono solemne le conminó: «Doctor Simón, confiese sus pecados para que pueda presentarse libre de ellos ante Dios». Su mirada serena y medio apagada se iluminó de repente con el destello rutilante de un rayo implacable y vivo, incoherente con el crucial instante de postrera reflexión y, como en sus viejos tiempos de rebelde liberal, recobró el brillo intenso de otrora, y con voz firme e impropia de un ser que se despide, le respondió certeramente: «más bien, confiéseme los suyos, que yo puedo interceder por usted ante el Gran Arquitecto del Universo, pues dentro de muy poco me reuniré con él».

 Esta anécdota contada por sus descendientes, retrata nítidamente el talante franco y combativo, pero decente e impoluto de nuestro Venerable Hermano a quien ni siquiera la proximidad de la muerte le amilanó ante un formidable contradictor que fungía como primera autoridad del clero local; y esa firmeza de carácter y honestidad a toda prueba, no le permitieron aparentar jamás ningún tipo de «fariseísmo» ni falsas posturas filosóficas, religiosas, políticas o personales.    

Como lo demostró desde muy temprano, el ilustrísimo Simón Bossa Pereira fue un adalid absolutamente comprometido con las gestas que consideró justas, no sólo como ideólogo sino también como participante activo, pues desde los albores de su juventud entregó sus mejores energías a las nobles causas de una lucha política que encarnaba en su momento las más altas aspiraciones del partido liberal y de la misma República. En efecto, desde el mismo instante en que se graduaba como abogado, prefirió ser más un combatiente altivo que una víctima arrollada por los rigores de la guerra civil que se extendía por todo el territorio nacional.

Esa guerra fue la rebelión del liberalismo radical contra el gobierno de Rafael Núñez, en la que el General Ricardo Gaitán Obeso, en calidad de comandante del ejército rebelde se tomó muchos puertos del río Magdalena y la ciudad de Barranquilla hasta sitiar a Cartagena en 1885, logrando tomarse el cerro de la Popa y el Castillo de San Felipe, para finalmente caer derrotado, juzgado y confinado en prisión en Panamá. Según relató Simón años después en una entrevista al periódico El Siglo: «Salía de la ceremonia de grado, juntamente con mis profesores, cuando entraban al colegio, desde ese momento convertido en cuartel, carretas cargadas de fusiles y pertrechos»[1]. Como consecuencia de su participación en ese conflicto a favor de la causa rebelde (impulsado por su padre) estuvo preso por unos días, luego de lo cual se exilió voluntariamente en Panamá, asociado con su profesor Eloy Pareja García[2], con quien creó un bufete de abogados en la ciudad de Colón, hasta la quiebra de la compañía francesa constructora del canal, por lo cual se regresaron a Cartagena en el año de 1890.

De Panamá trajo el corazón del egregio líder liberal Ricardo Gaitán Obeso, quién falleció en prisión en esas tierras –nunca se ha sabido con certeza si de fiebre amarilla –como sostuvo el gobierno de Núñez o envenenado por un gobernador de la época como decían algunos liberales-. Dicho órgano le fue confiado por el General Manuel  Santodomingo Navas en 1889, y Simón Bossa lo mantuvo embalsamado como un  sagrado fetiche en una urna de cristal, siendo su celoso guardián durante unos 50 años, hasta cuando los descendientes de Gaitán Obeso se lo llevaron.

 
Fue combatiente en la guerra de los mil días que sobrevino en 1899. Por efecto de la misma estuvo fugitivo y en la clandestinidad por la región de Mahates unos tres años  y ayudó a los revolucionarios conformando un ejército de 500 hombres y un armamento de 200 fusiles que adjuntó a las fuerzas del General Adán Franco, apostado en Lorica, para librar varios combates contra las fuerzas del gobierno.

 Como patricio liberal,  el doctor Simón Bossa Pereira fue un insumiso que soñó con una patria libre y gobernada por el imperio de los principios de justicia y libertad propios de su partido y de su alma rebelde, y en el marco de esa visión desarrolló su carrera política signada por la entrega total a su causa, visible por el discurso encendido e irrebatible que le situaron como jefe indiscutible de su partido y en una figura relevante, plena de condiciones para ocupar la primera magistratura. Pero su ambición, grande como el mar Caribe, no se orientaba, precisamente, hacia el usufructo de los altos cargos burocráticos, pues, a pesar de su enorme prestigio como político y jurisconsulto, su más grande honor fue servir a la patria como el más humilde ciudadano, con el discurso listo a flor de labios, curtido por la experiencia de los litigios de la abogacía en centenas de tribunas y juzgados, defendiendo nobles causas  y derechos, algunos de actores ignotos, muchas veces sin cobrar los merecidos honorarios.

 Sobre su capacidad retórica, su ilustre nieto Álvaro Angulo Bossa[3], resalta en una cita de sus biógrafos Paz y Solano:


«El público que llena las barras murmura ansioso y como defraudado, pero, poco a poco, la voz del orador se va haciendo más sonora y robusta, su figura cobra una actitud tribunicia, bajo el prestigio de la oración ciceroniana, y en impecables cláusulas se desarrolla la defensa, con lujo de doctrina y elegante emotividad; al choque de acerada lógica caen pulverizadas las premisas del adversario, y no hay ya para él dificultades que no venza, ni escollos que no sepa orillar; dueño de su ciencia, domina la cuestión en el campo meramente jurídico, y luego en arranques de elocuencia sincera, descubre los movimientos pasionales y los sutiles replieges del ánima…».

 
A todas estas virtudes se sumó su actitud natural hacia el desprendimiento que demostró en todos los actos de su vida privada y pública,  virtud tan poco usual entre los políticos de todos los tiempos, dándose el lujo de rechazar lisonjeros homenajes y de rehusar a cuanto nombramiento le hicieran, desde convencionistas hasta gobernadores y presidentes, entre éstos los siguientes:

 Renunció como gobernador de Bolívar en 1903; fue Ministro de Hacienda en 1909, en el gobierno de Ramón González Valencia y renunció a los tres meses por discrepancias con el Presidente por las tarifas diferenciales para las harinas importadas que afectaban a los harineros costeños;  en 1910 fue nombrado Ministro de Hacienda por el Presidente Carlos E. Restrepo y no aceptó; ese mismo año fue nombrado magistrado de la Corte Suprema de Justicia y no aceptó; en 1911 fue elegido senador de la República y no se posesionó, aunque prefirió ejercer como concejal de Cartagena; tampoco aceptó ese año el nombramiento de Consejero de Estado; en 1914 el Presidente José Vicente Concha le ofreció el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores y no aceptó; en 1917 la Convención Liberal reunida en Bogotá lo proclamó candidato a la Presidencia para el periodo 1918 – 1922 y no aceptó; de igual manera, presidiendo la Convención Liberal de Ibagué, fue propuesto como candidato a la Presidencia de la República y tampoco aceptó;  en 1921 el Presidente Jorge Holguín le ofreció el Ministerio de Obras Públicas y no aceptó; en 1934 el Presidente Alfonso López Pumarejo le ofreció la Gobernación del Departamento de Bolívar y no aceptó.

 Ahora bien, ¿por qué razones mostró el doctor Simón Bossa tanto desapego al ejercicio de las altas responsabilidades que su prestigioso nombre atraía? Hay quienes creen que le afectó mucho el fallecimiento temprano de su hijo Simón Bossa Navarro, causado por una pulmonía mal curada y quien a su corta edad (solo alcanzó los 34 años) había sido Representante a la Cámara en dos periodos, presidente de esa corporación en el gobierno de Olaya Herrera y de quien se decía que sería un seguro ministro del futuro Presidente de la República Alfonso López Pumarejo y probablemente candidato presidencial en el futuro.

 Sin embargo, es posible que no exista una relación causal determinante entre este infausto suceso y la displicencia para la gestión pública que demostró de manera constante el V.·.H.·. Simón Bossa Pereira, pues el deceso del hijo amado se dio en 1934 y ya desde 1903 él había empezado a esquivar los puestos que le fueron ofrecidos. Sea como fuere, y pese a que era una figura relevante del liberalismo a nivel nacional, fue dejando espacios abiertos a su hijo Simón, quien como dijimos antes, era ya un político de gran valía. Aunque, sin duda, este trágico suceso le atribuló el alma y precipitó su retiro de la arena política, prefiriendo consolarse en el ejercicio honesto y virtuoso de la profesión de abogado hasta sus últimos días.

En su ferviente actividad política sobresalió más por sus virtudes morales que por sus ejecutorias, fue más un patriarca orientador que un ejecutor de tareas puntuales. Tal vez por ello jamás pasaron desapercibidos su nombre ni su imponente figura, para la colectividad liberal como para el país político en general, de manera que sus copartidarios lo consideraban el faro que iluminaba con su inteligencia y buen juicio la marcha incierta del partido liberal, al tiempo que sus contemporáneos  -copartidarios o no-, lo consideraron el político y jurista mejor preparado de la época. Por estas razones, siempre estuvo a la cabeza de las grandes decisiones del partido liberal, como cuando integró el triunvirato que presidió la Gran Convención del Partido en 1922 en Ibagué, firmando el Acuerdo que llevó a los liberales a crear la Universidad Libre, por iniciativa de distinguidos masones liberales, encabezados por Benjamín Herrera; y en 1924 cuando por escogencia de la Convención de Medellín, conformó la Dirección Nacional Liberal  junto a Tomas Uribe Uribe y Paulo Emilio Bustamante. Igualmente, en 1921 el gobierno colombiano presentó al Consejo y Liga de las Naciones de Ginebra, su candidatura junto con la de Fernando Vélez para miembros de la Corte Internacional Permanente de Justicia de La Haya. 

Desde entonces el ilustre patricio reafirmó su liderazgo incuestionable en el liberalismo bolivarense y en cumplimiento de ese papel fue consejero de los jefes liberales  de la Costa Caribe y amigo personal de las grandes figuras del liberalismo colombiano, tales como Eduardo Santos, Alfonso López Pumarejo, Alberto Lleras Camargo, Carlos Lozano y Lozano, Darío Echandía, Francisco J. Cháux, Jorge Uribe Márquez, Domingo López Escauriaza, Alberto Pumarejo Vengoechea, y dirigentes del Caribe como don Pepe Vives, Pedro Castro Monsalvo, Miguel Pinedo Barros, Armando L. Fuentes, Juan B. Fernández, Miguel Amín, José Francisco Socarrás, Libardo López Gómez, Pedro Juan Navarro, Juan B. Barrios, entre otros destacados intelectuales costeños[4].

Sus primeros años

 El V.·.H.·. Simón Bossa Pereira vino al mundo en Arjona, Bolívar el 28 de octubre de 1863, del matrimonio formado por el Doctor José Manuel Lorenzo Bossa y Rico y Doña Teresa Pereira Castaño, quienes además de Simón engendraron a Cristóbal, Constantino, Manuela, Carmelina y Ana. El doctor José Manuel Bossa y Rico era médico y abogado y fue Representante a la Cámara por el Estado de Bolívar, miembro del partido radical y Presidente de la Asamblea del Estado en 1864; era nieto de don Juan Bossa y Gaza, español quien llegó con el ejército real y abrazó la causa de la Independencia al firmarse el Acta del 11 de noviembre de 1811.

 Simón Bossa Pereira estudió en el colegio Araujo de Cartagena y se graduó de doctor en Derecho y Ciencias Políticas en el Colegio Soberano de Bolívar –hoy Universidad de Cartagena- en 1885 y desde entonces hasta 1890 ejerció su profesión  en las ciudades de Colón y Panamá en sociedad con otro ilustre abogado y masón V.·.H.·. Eloy Pareja García[5]. Luego de su regreso al país siguió ejerciendo su profesión hasta pocos años antes de su muerte acaecida el 1 de marzo de 1950, en completa paz y armonía con su conciencia y rodeado por su numerosa familia.      

 Casado con Doña Raquel Navarro Vélez en 1894, tuvieron once 11 hijos, entre ellos al ilustre «Simoncito» a quien la muerte le madrugó cuando se vislumbrada como un político de futuro promisorio, marcado con la impronta elegante de la fina estirpe del viejo Simón.

 En parte, sus conocimientos y experiencias en el ejercicio de su profesión quedaron plasmados en su obra Estudios jurídicos sobre cuestiones de carácter civil y comercial, publicada en 1935.

El maestro masón
Su trayectoria masónica, si bien prudente y silenciosa, fue tan fulgurante y prolífica como su carrera política: se inició en los augustos misterios de la masonería en la Resp.·. Logia Unión No.9 el 2 de abril de 1893, presentado por su profesor, compañero de labores y amigo V.·.H.·. Eloy Pareja G.; aumentó su salario como compañero masón el 31 de julio y fue exaltado al Sublime Grado de Maestro Masón el 14 de agosto del mismo año.

En el ejercicio de su ministerio masónico fue una verdadera lumbrera que iluminó con su sabiduría irrebatible el camino de la verdad para sus fraternos y en reconocimiento de ello, el 18 de febrero de 1906 fue investido del Grado 33º y luego, Soberano Gran Inspector General de la Orden, por el Supremo Consejo Neogranadino del R.·.E.·.A.·. y A.·. con sede en Cartagena de Indias.
En asocio con el V.·.H.·. Eloy Pareja García y otros decididos masones fundaron la Resp.·. Logia Cartagena No. 52, el 10 de noviembre  de 1910.
El 24 de junio de 1911 fue elegido como Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo Neogranadino, dignidad que desempeñó hasta 1938, cuando se formó el Supremo Consejo del Grado 33 para Colombia, siendo elegido como su primer Soberano Gran Comendador.

 Así mismo, en una plancha el V.·.H.·. Edinson Posso B.[6], señala que:

 
«En las Actas de la Logia “Unión No.9” reposan varios documentos en donde el II:. y Pod:. H:. Simón Bossa Pereira es escogido por Logias de otros Grandes Orientes Nacionales e Internacionales , como su Gran Representante y Garante de Paz, mencionamos como muestra de ello a dos Logias: La muy Resp:. Logia Faro de la Romana del Gran Oriente de República Dominicana, con fecha 8 de septiembre de 1936 y Filantropía Bogotana , jurisd:. a la Gran Logia Nacional de Colombia con sede en Bogotá fechada el 17 de octubre de 1936». 

 
En valoración de su ejemplar vida masónica, varias Logias colombianas lo honraron declarándolo miembro honorario, al tiempo que la Serenísima Gran Logia Nacional de Colombia con sede en Cartagena de Indias el día 23 de agosto de 1936, lo declaró Gran Maestro Ad–Vitan y miembro benemérito de la masonería Colombiana.

 En este mismo sentido, la Serenísima Gran Logia Nacional de Colombia con sede en Cartagena de Indias, creó la Fundación que lleva su nombre, de orientación filantrópica, conformada por miembros de la orden y nuestras QQ.·. cuñadas y sobrinas.

En el mismo sentido, resalta, el V.·.H.·. Edinson Posso[7], que el 15 de febrero de 1941 se fundó en la población de Zambrano, Bolívar una Logia que llevó por nombre Simón Bossa Pereira No. 59, pero de muy corta existencia.

 Y para honra y prez de su memoria, pensamiento y obra de este insigne masón, por iniciativa de HH.·.MM.·. arjoneros, levantó columnas la Resp.·. Log.·. Unida Simón Bossa Pereira No. 82, el día 24 de junio de 2006 con sede en el oriente de Turbaco y Arjona, logia que hace honor a su legado, perpetuando su nombre y su preclaro pensamiento como paradigma de las nuevas generaciones de masones que hallarán en él el referente y el modelo para emular y servir a la humanidad entera.

 Simón, el padre de familia

Desde niño, mi padre Víctor Pardo Guardo me habló con sincera admiración del ilustre doctor Simón Bossa Pereira. Me decía con cierto dejo de nostalgia y frustración, que el viejo Simón no quiso ser Presidente de Colombia porque «no le dio la gana», privando a Arjona, a la Costa Caribe y a Colombia de tan dignísimo honor. Desde entonces, sentí una gran curiosidad por conocer a este connotado y excepcional personaje y, poco a poco, me fui acercando a él, primero por medio de conversaciones coloquiales con mis paisanos arjoneros, luego con sus familiares, después por medio de escritos que busqué en internet, algunos de ellos insospechados y muy interesantes. Posteriormente, recibí la luz en mi Logia madre, la Resp.·. Log.·. Unida Simón Bossa Pereira N° 82, lo que avivó el fuego de mi curiosidad por este  V.·.H.·. y M.·.M.·.. En esta augusta institución fui feliz testigo de la entrega de sus prendas masónicas por parte de sus descendientes a la Ser.·. G.·. Log.·. Nal.·. de Col.·. con sede en Cartagena de Indias; ese día escuché emocionado la narración de su digno nieto, el ilustre abogado Álvaro Angulo Bossa, de la anécdota que inserto al principio de este modesto trabajo.

Tiempo después busqué al doctor Álvaro Angulo Bossa para que me hablara de su abuelo. En esa conversación irrepetible entendí cuánto significaba para él la figura de su ilustre abuelo. Me habló con el entusiasmo propio del devoto que venera a su ídolo, al referente de su inspiración, a la luz que aun ilumina su lúcido pensamiento. En algún momento, los dos tuvimos los ojos aguados por la emoción reprimida, él al recordarlo, yo al recrear en mi mente sus excepcionales dotes intelectuales, morales y espirituales.

 Según me contaba don Álvaro, su abuelo Simón era un hombre físicamente fuerte, alto, como de 1,80 m de estatura; de cabellos y bigotes canosos, quien pese al calor tradicional del Caribe vestía muy elegante de traje blanco de lino, con cuello de pajarita y corbata negra y sombrero de fieltro gris; debajo de la chaqueta usaba un chaleco adornado con una leontina de plata, de la cual pendía un reloj que guardaba en el bolsillo inferior derecho del chaleco.

En esa conversación ratificamos su desmedido amor por su familia, pues, jamás dejó de ser un padre para sus hijos y nietos, dando extraordinarios ejemplos de cariño y apoyo a su familia entera, como cuando su hija Julia Isabel enviudó en un absurdo y desafortunado accidente, haciéndose cargo de la crianza de sus siete hijos.
Nos cuenta Álvaro que ya en su edad avanzada, el abuelo Simón caminaba pausado; que al llegar a casa subía las escalinatas de la amplia terraza, se quitaba la chaqueta y el chaleco, se ponía babuchas, se sentaba en una poltrona de mimbre y esperaba el almuerzo. Eso sí, como muestra de respeto, nadie se sentaba en la mesa antes que él.

Epílogo

Simón Bossa prodigó un inmenso amor a su familia, a su profesión de abogado, al partido liberal, a la masonería y a su patria. En lo personal, fue el ejemplo más elocuente de desprendimiento de las riquezas y las lisonjas terrenas, en plena coherencia con sus convicciones filosóficas y su ideología política.

Sus acrisolados valores, su formación académica, el impecable ejercicio de su profesión, su férrea vocación de servicio y su valentía para afrontar los momentos más difíciles, tanto en la vida familiar como en la arena política, le merecieron los más altos elogios y reconocimientos de sus contemporáneos, copartidarios o adversarios. Su capacidad retórica y sus virtudes morales le convirtieron en el jefe liberal de su departamento y uno de los más importantes de Colombia.
Para la masonería colombiana su nombre es más que un faro de luz perenne, más que una columna imbatible; su legado es una vida ejemplar, para inspiración de las nuevas generaciones de hombres libres y de buenas costumbres que buscan la luz de sus enseñanzas. 

En fin, en todas las facetas de su vida fue un verdadero maestro de maestros: en la masonería, en la actividad política y en el ejercicio profesional; pero más que esto, sobresalió en él su desmedido amor por su familia y su conducta ejemplar como simple ciudadano, preocupado por la suerte de su patria.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Angulo Bossa, Álvaro. El Corazón del General Ricardo Gaitán Obeso. El sitio de Cartagena de 1885. 2010
_________. Añoranzas de Villa Raquel. Libro de circulación familiar. Cartagena. 2010.

_________. Aspectos sociales y políticos de Cartagena de Indias. Siglos XVI y XX. Ed Antillas.
Bossa Herazo, Donaldo. Nomenclator cartagenero. Banco de la República, Impresión: Op Gráficas, Bogotá. 1981
 
Buendía, Rafael G. Síntesis histórica del Municipio de Arjona. 2005.
 
Carnicelli, Américo. Historia de la Masonería Colombiana. 1883-1994- Tomo I Bogotá – Colombia. 1975.

 Martínez S. Albio. Fragmento de 'Simón Latino. En Semana.com

Posso B. Edinson. Simón Bossa Pereira. 1863-1950.
Serpa Uribe, Horacio. Partido Liberal Colombiano. Dos Liberales Costeños. Alberto Pumarejo Vengochea y Simón Bossa Pereira. En: http://partidoliberalcaldas.galeon.com.

 Vanegas, Muriel. Hegemonía Liberal y Facciones en Cartagena: Fragmentación Política Vs Unidad de Partido 1930-1945. Trabajo de grado de Maestría. Universidad de Cartagena. 2011.

Entrevista con Álvaro Angulo Bossa. 26/08/2011.




[1] Diario El Siglo, 16 de septiembre de 1943, citado por Álvaro Angulo Bossa en El Corazón del General Ricardo Gaitán Obeso. Cartagena, 2010.
[2] Producto de esta gran amistad el V.·.H.·. Eloy Pareja lo presentó a la Resp.·. L.·.  Unión N° 9, iniciándose el 2  de abril de 1893.
[3] Álvaro Angulo Bossa. Aspectos sociales y políticos de Cartagena de Indias. Siglos XVI y XX. Ed Antillas.
[4] Serpa Uribe, Horacio. Partido Liberal Colombiano. Dos Liberales Costeños. Alberto Pumarejo Vengochea y Simón Bossa Pereira. En: http://partidoliberalcaldas.galeon.com.
[5] Según Albio Martínez Simanca, en Fragmento de 'Simón Latino’: «… el abogado masón Eloy Pareja García, […] sobresalió como uno de los jefes liberales de la época, compañero de los generales Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera, diputado por Bolívar a la Asamblea Nacional, con el aval del Partido Republicano; el 21 de agosto de 1887, fue investido con el grado 33 por el Supremo Consejo Neogranadino de la Masonería, con sede en Cartagena. En desacuerdo con Núñez y la Regeneración, tuvo que salir de Cartagena, rumbo a las sabanas de Bolívar. El presidente de la República, Carlos E. Restrepo, lo nombró y se posesionó en el cargo de ministro de Obras Públicas, pero, infortunadamente, el 22 de octubre de 1910 lo sorprendió la muerte en uno de los salones del palacio presidencial». En Semana.com. Consulta: 13/09/2011.
 
[6] Posso B. Edinson. Simón Bossa Pereira. 1863-1950.
[7] Ibid.

Beccaria: en defensa de los más altos valores de la justicia y del derecho «Dichosas, pues, aquellas pocas naciones que, sin esperar...